todo el pueblo de Egina contagiado
cuando el aire llenóse de vapores:
ni el ínfimo gusano fue salvado;
cascaron todos, y la antigua gente
-los poetas lo creen y lo han contado-
de hormigas restauróse en la simiente;
que la de ver en el oscuro tajo,
en montones, tanta alma esmoreciente.
Unos de espaldas y otros bocabajo,
unos encima de otros, tal había
que se arrastraba a gatas con trabajo.
Divina Comedia, Falseadores, Dante. Trad. Ángel Crespo
