lunes, 3 de mayo de 2010

Tan dentro de la vida y tan cerca de la muerte
que con nadie lo discuto ni me enojo,
le arranco mi parte a la tierra de lo profundo;

al océano pacífico la cuña verde le hundo
en medio del corazón, y a mi playa me arrojo.

¡Pájaros de estaño se levantan y olor a canela!
Estoy solo con el tiempo, mi asesino.
Nos encerramos en crisálidas de delirio y azul marino.

Corriente, Ingeborg Bachmann