lunes, 6 de septiembre de 2010

En lo que fuera atrio y ahora atraviesa un can,
motivo inexcusable en una ruina sórdida,
el mediodía dibuja entre fulgentes
desperdicios y malvas las muecas del bestiario,
las fauces de las grietas:
alrededor de esta imagen única,
cima de una colina sobre un río atrapado,
recientes moradores te ignoran, absorbida
toda su fantasía por espacios más fáciles,
siendo tú - santuario de los que sufren cerco-
para ellos un escollo, un peligroso signo
de lo que no se entiende porque no se repite.

Teso de San Cristóbal, Aníbal Núñez