los valles y los bosques, las nubes y los mares,
y más allá del sol, del éter, más allá
de los confines de las esferas de estrellas,
ágilmente te mueves, oh, tú, espíritu mío,
y cual buen nadador extasiado en las ondas,
tú alegremente surcas la inmensidad profunda
con voluptuosidad inefable y viril.
Las flores del mal, C.Baudelaire, trad. Luis Martínez de Merlo